Las 10 claves para dar una ponencia eficaz.

Después de algunas ponencias, presentaciones, charlas, cursos… en nuestro haber, nos hemos atrevido a analizar cuáles son esos factores determinantes que hacen que una ponencia sea realmente eficaz, atractiva, sencilla, didáctica. Esas 10 claves que pueden hacer que triunfes son muy sencillas y, con un poquito de práctica… bueno, con mucha práctica, podrás hacer que salgan de manera casi innata.

Cuando te enfrentas a una presentación delante de personas que no conoces de nada, o que conoces pero debes causar una muy buena impresión, donde debes reafirmarte como profesional y transmitir algo que tú sabes muy bien, tener una buena estrategia es importante.

La primera clave que queremos darte y que suponemos que tienes clara, es saber muy bien de lo que vas a hablar. El conocimiento es poder y si tú lo tienes, todo podrá fluir mucho mejor. Empápate de todo porque en ese momento tú debes ser quien más sabe de lo que vas a hablar. Recuerda que habrá ponencias en las que existan “ruegos y preguntas”, que debes dejar para el final (luego hablamos de ello).

La segunda clave es, que es importante que conozcas a quién te vas a dirigir. Esto te ayudará a saber cómo debes comunicarte, con qué tono, cómo debes dirigirte a tu público. Incluso te ayudará a poner ejemplos, previamente estudiados, que tengan que ver con aquellos a los que vas a transmitir tu exposición. Echa un vistazo a cómo visten, a cómo hablan, al lenguaje corporativo.

La tercera, véndete bien. Haz una buena introducción a cerca de ti. Habla de ti, cuéntales quién eres en tono cercano, no te quedes en tus títulos, ofréceles algo de ti interesante e incluso curioso. Aquello que te distingue y te hace único. No «teatralices», eso no le gusta a la gente que quiere aprender o reforzar conocimientos. Si utilizas el humor, que sea sutil, no eres un monologista cómico en ese momento.

La cuarta clave se refiere a la introducción del contenido. Es muy importante que cumplas la primera clave y que, de ese modo, seas capaz de sintetizar, a modo de resumen, una introducción clara de lo que vas a hablar. Eso sí, intenta utilizar recursos que creen expectación, no cuentes todo: engancha a tu audiencia.

La quinta, el lenguaje es muy importante, tanto el verbal como el gestual. Tus receptores deben hablar tu mismo lenguaje y para ello la segunda clave es importantísima. Utilizar exagerada terminología técnica sólo hará que parezca que te has aprendido de carrerilla todo, incluso a veces puede sonar pedante. Adáptate a todos, “be water» como dijo Bruce Lee. Tus gestos deben transmitir serenidad. Tú controlas la situación, es tu momento. La cercanía denota transparencia y control, incluso aunque hables a los directivos de una gran empresa.

La sexta clave tiene que ver con el soporte que vas a utilizar. Si estás utilizando presentaciones con diapositivas, haz que estas sean las mínimas necesarias, con el mínimo contenido para que te sirvan de guía. Las imágenes venden, pero no te pases, no hagas que presten más atención a la diapositiva que a ti. Los mensajes deben ser muy directos y dinámicos, es decir, utiliza un lenguaje que todos entiendan y que te ayude a explicar el contenido. No hagas que lean las diapositivas, ellos están para escucharte, no para leer.

La séptima son los descansos. Si tu ponencia dura una hora, no hace falta que te tires toda una hora hablando de lo que sabes, por muy emocionante que pueda ser, por muchísimo que te guste. Descansa, bebe agua si lo necesitas. Estás hablando y eres humano, no una máquina. Las pausas no significan que des descansos o relax… Nos referimos a pausas estudiadas entre partes y partes de tu exposición, donde tienes un momento más distendido y perfectamente ubicado entre ellas, para introducir de forma cercana aquello que vas a exponer a continuación.

La octava clave está en ensayar mucho. Hazlo, no lo dejes. Ensaya delante de personas cercanas que te escuchen y puedan decirte, de la forma más objetiva posible, en qué puedes mejorar y qué debes reforzar. Háblate al espejo. Parece mentira pero en el espejo podrás ver cómo pones las manos, qué gestos haces cuando hablas de una u otra cosa… etc. Ensaya una y otra vez pero no te aprendas de carrerilla lo que vas a decir. Un defecto grande es el aparentar “exceso de confianza” y, repentinamente, trabarte en algo que deberías saber perfectamente.

La novena es que confíes en ti. Confía de verdad porque estar nervioso es algo normal. No es más que una defensa que puede ayudar a evitar que relajemos excesivamente y cometamos errores de libro, de esos que luego quedan en la memoria del público, en lugar de lo que estás exponiendo.

La décima clave y última es que disfrutes. Cuando disfrutas exponiendo, aunque estés con los nervios a flor de piel, es cuando todo sale mejor. Es precioso cuando todo fluye. Siempre aprenderás en cada ponencia que ofrezcas, siempre. Disfruta todos los momentos de tu ponencia.

Una de regalo. One for the road como dicen los cantantes. Que no te intimiden las preguntas finales, tú eres quien llevas las riendas y, si no sabes responder, aprende de lo que te comenten, no engañes y di siempre la verdad. Ir de frente con lo que sabes es transmitir honestidad.

Bonus track. Aunque este “consejo” se puede incluir en la quinta clave, lo sacamos aquí para reforzarlo un poquito. Se trata de tu tono de voz. Esto no tiene nada que ver con tu timbre, si es más o menos bonito, si tienes una voz aterciopelada o si, por el contrario, parece que acabas de despertarte. Tiene que ver con cómo utilizas tu voz. Es importante no parecer monótono, no aburrir al personal con un tono único. Tampoco tienes que cantar, pero sí entonar. Es importante que entones cada frase: si es una afirmación, si es una interrogación, si necesitas reforzar un mensaje… Puede parecer sencillo pero es un ejercicio que debes realizar para que no parezca forzado.

Debes saber muy bien de qué vas a hablar.

Conoce/estudia a quién te vas a dirigir.

Véndete bien.

Realiza una introducción que enganche.

Utiliza el mismo lenguaje que tu receptor.

Que tus palabras importen más que tus diapositivas.

Descansa, pero sin desconectar.

Ensaya, ensaya y ensaya.

Confía en ti.

Disfruta del momento.