Después de mantener muchos debates internos sobre si todo el mundo puede tener marca personal o no o cuáles son los requisitos fundamentales para iniciar la aventura del personal branding he llegado a una conclusión. Y no he llegado sola. Como muchas veces pasa cuando vas buscando algo, encontré la respuesta de forma inesperada. Como la manzana de Newton cayó en mis manos un fragmento del discurso de Theodore Roosevelt en la Sorbonne de París en 1910 que es bastante inspirador y dice lo siguiente: 

No es el crítico quien cuenta,
ni el que señala con el dedo
al hombre fuerte cuando tropieza
o el que indica en qué cuestiones
quien hace las cosas podría haberlas hecho mejor.

El mérito recae exclusivamente
en el hombre que se halla en la arena,
aquel cuyo rostro está manchado
de polvo, sudor y sangre,
el que lucha con valentía,
el que se equivoca
 y falla el golpe una y otra vez,
porque no hay esfuerzo
 sin error y sin limitaciones.

El que cuenta es el que de hecho lucha
por llevar a cabo las acciones,
el que conoce los grandes entusiasmos,
las grandes devociones,
el que agota sus fuerzas 
en defensa de una causa noble,
el que, si tiene suerte,
saborea el triunfo de los grandes logros
y si no la tiene y falla,
fracasa al menos atreviéndose al mayor riesgo,
de modo que nunca ocupará el lugar reservado
 a esas almas frías y tímidas
que ignoran tanto la victoria como la derrota.

Para crear marca personal es imprescindible ser valiente y dejarse conocer

Todos conocemos de manera intuitiva lo que significa tener marca personal. Si ahora te digo: «dime una persona popular que tenga marca personal» seguro que te vendrán a la cabeza nombres como Mourinho, Ángela Merkel, Steve Jobs,… ¿verdad? Todas estas personas tienen cosas en común, pero sobre todo una: Se manifiestan tal y como son, muestran su opinión y la defienden con fuerza, porque es en lo que creen, y cuando creen en algo lo hacen con pasión. A veces caen mal y otras caen bien, a veces aciertan y muchas otras se equivocan, pero nunca dejan indiferente a nadie. Para tener marca personal no se puede ser gris, no se puede buscar contentar a todo el mundo, no se trata de tener un blog o estar activo en twitter… se trata de dejarse ver tal y como somos, de estar presentes, de estar visibles, de tener criterio que es muy diferente a criticar.

¿Me dices que puedo tener marca personal sólo con ser como soy y sentirme bien con ello? Pues mi respuesta es sí navegante,… Pero te advierto: no es tan fácil. Dejarse conocer significa dar tu opinión aunque lleves la contraria a todos (esto me recuerda a la película «Doce hombres sin piedad» donde Henry Ford iba convenciendo uno a uno a todos los miembros del jurado para que declararan inocente al acusado, que previamente habían considerado y votado «culpable»). Es defender con uñas y dientes aquello en lo que creemos (I have a dream).

Estar presentes es arriesgarnos a tomar decisiones, es  asumir responsabilidades cuando los demás huyen, es tomar las riendas cuando todo parece perdido. Estar presente es dar la cara por tus creencias, por tus decisiones, por tus ideas, por tu gente. No se puede tener marca personal permaneciendo en un segundo plano.

Ser visible es estar dispuesto a actuar de este modo, sabiendo que tus errores y tus aciertos los van a ver los demás. Todo lo bueno y lo menos bueno que tengas va a ser perceptible y criticable. Admitir que tenemos errores es difícil y más, si van a ser visibles para todos pero hay que correr el riesgo.

Tener criterio es pensar por ti mismo. Este último punto daría para hablar largo y tendido. Estamos en un momento en el que recibimos una información desmesurada sobre todo sin ningún filtro, y lo más peligroso es que tendemos a creer en lo que se nos dice sin plantearnos si ese enunciado es real o no. Compartimos mucha información de otros pero creamos muy poca nuestra. Leemos, compartimos, vamos a la caza del retweet… pero nos estamos olvidando de crear nuestras propias ideas. Para tener marca personal hay que invertir tiempo en pensar y crear nuestras propias teorías. Antes te hablaba de Newton y de su manzana, que revolucionaron la comunidad científica con la Ley de la Gravitación Universal, pues en 1915 Albert Einstein presentó la teoría de la relatividad general que contradecía al gran «gurú» de la época. Hace falta valor.

Me gustaría añadir para no dar lugar a confusión, que tener marca personal no significa asumir un papel de polemista ante todo, o llevar la contraria porque sí o dar la nota. Es todo lo contrario a ejercer un papel: es vivir de acuerdo con lo que se piensa y tener ideas propias.

Como conclusión navegante te diré que en marca personal lo imprescindible es dejarse conocer por algo muy simple: «no se ama lo que no se conoce».

Aquí lo dejo navegante, deseando que enriquezcas estos pensamientos para encontrar otras rutas que todavía no conozco.